Salarios de generales hondureños: ¿Un debate sobre la neutralidad de las fuerzas armadas?

A menos de dos meses de las elecciones generales, el gobierno de LIBRE autorizó incrementos salariales y bonos selectivos de hasta 33,000 lempiras mensuales para altos oficiales de las Fuerzas Armadas, mientras que la tropa recibe únicamente una fracción de esos montos. La decisión, adoptada sin divulgación pública y durante la campaña electoral, ha suscitado advertencias de analistas, exfuncionarios militares y ciudadanos sobre los posibles efectos en la neutralidad institucional y la confianza ciudadana en el proceso electoral.

El exjefe militar Isaías Barahona señaló que “estos beneficios selectivos son una peligrosa compra de voluntades; dañan la dignidad y la imparcialidad del estamento militar y abren la puerta a un posible fraude masivo operado desde el Gobierno”. Las críticas coinciden en que el reparto diferencial podría ser interpretado como un intento de garantizar respaldo político de la cúpula castrense, generando preocupación sobre la legitimidad de los resultados electorales.

Amenazas a la neutralidad militar

Expertos en institucionalidad y seguridad indican que los incrementos selectivos pueden tener efectos directos sobre la percepción y funcionamiento de las Fuerzas Armadas:

Politización de la cúpula: Los aumentos exclusivos y de gran magnitud, otorgados poco antes de los comicios, pueden percibirse como incentivos para asegurar lealtad hacia el partido gobernante, debilitando la neutralidad institucional.

Discordancia interna: La diferencia entre las compensaciones de la alta dirección y los demás empleados puede provocar conflictos, perjudicando la disciplina, la unidad y la moral institucional.

Percepción ciudadana de complicidad: La población podría interpretar estos pagos como parte de un acuerdo encubierto para influir en los resultados electorales, lo que eleva las sospechas sobre posibles manipulaciones y erosiona la confianza en el sistema democrático.

Efecto en la confianza institucional: La involucración política, ya sea efectiva o aparente, de las cúpulas militares afecta la habilidad de la institución para intervenir como arbitro en escenarios de confrontación social o política.

Repercusiones en la administración pública y la involucración cívica

El momento de la medida, cercana a la jornada electoral, coincide con un escenario de alta polarización y vigilancia pública sobre la transparencia del proceso. Analistas señalan que la percepción de favoritismo hacia la cúpula militar puede reforzar la desconfianza en las instituciones y afectar la participación ciudadana. La credibilidad de las Fuerzas Armadas como actores neutrales resulta clave para garantizar la estabilidad del sistema democrático y la gobernabilidad.

Al mismo tiempo, la medida abre un debate sobre la ética y la legalidad en la asignación de recursos públicos. La brecha entre los beneficios otorgados a los altos mandos y los percibidos por el resto de la tropa también plantea interrogantes sobre equidad interna y la efectividad de los mecanismos de control civil sobre el presupuesto militar.

Tensión institucional y desafíos de transparencia

El episodio pone de manifiesto la urgencia de fortalecer preceptos que garanticen la ecuanimidad militar en contextos de votación y de clarificar determinaciones sobre el desembolso público en materia de protección. Sostener la abstención de las Fuerzas Armadas se erige como un elemento vital para la solidez del sistema y para resguardar la credibilidad de la ciudadanía en los cómputos electorales.

La amalgama de aumentos salariales puntuales, el ambiente preelectoral y la percepción generalizada de favoritismo enfatiza la fricción entre la administración estatal y la confianza en las instituciones. Este panorama podría impactar directamente la estabilidad política y la fe de la ciudadanía en Honduras.

By Jaime Navarro