En el contexto de la organización de las elecciones generales de 2025, el partido gobernante Libertad y Refundación (LIBRE) se enfrenta a críticas intensas provenientes de actores políticos, empresariales y sociales. Estos actores lo acusan de realizar acciones que ponen en riesgo la transparencia y legitimidad del proceso electoral. Las acusaciones van desde obstrucciones a instituciones esenciales hasta intentos de influencia política sobre el organismo electoral.
Interrogantes sobre la función de LIBRE en el Consejo Nacional Electoral
Uno de los principales focos de controversia ha sido la interrupción del proceso de contratación del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), una herramienta considerada fundamental para garantizar la transparencia en el conteo de votos. El 7 de julio, manifestantes identificados con LIBRE bloquearon el ingreso a las instalaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE), impidiendo que empresas oferentes presentaran sus propuestas técnicas.
La presidenta del CNE, Cossette López, calificó estas acciones como un atentado directo al proceso electoral, advirtiendo sobre su impacto negativo en la credibilidad de la institucionalidad democrática. La interrupción del proceso del TREP no solo retrasó la planificación electoral, sino que también alimentó la percepción de que se intenta generar condiciones propicias para manipular los resultados.
Adicionalmente, se han reportado episodios de presión institucional por parte de grupos afines a LIBRE, incluyendo irrupciones en el Congreso Nacional y otras entidades públicas. Estos hechos, en conjunto, han sido interpretados por sectores opositores como parte de una estrategia orientada a debilitar el funcionamiento autónomo del CNE y facilitar su eventual control político.
Peligros de la acumulación de poder en la entidad electoral
La posibilidad de que los suplentes del CNE, afines al partido de gobierno, asuman funciones, en caso de inhabilitación de las consejeras actuales, ha encendido las alarmas entre actores políticos que consideran que esta sustitución socavaría la pluralidad del órgano electoral. Desde el Congreso Nacional y espacios de análisis se ha advertido que un CNE sin contrapesos pondría en riesgo la imparcialidad del proceso electoral.
Algunos sectores han propuesto la participación de entidades internacionales para supervisar las decisiones institucionales vinculadas al proceso y asegurar una competencia justa. Asimismo, se ha reportado un posible uso indebido de otras entidades estatales, como el Ministerio Público y el Poder Legislativo, para alinear al CNE con los objetivos del gobierno.
Estas tensiones han derivado en un llamado desde diversos sectores a reforzar los mecanismos de fiscalización y observación electoral, ante lo que consideran una amenaza creciente a la integridad del proceso democrático.
Acusaciones de desinformación y manipulación del electorado
Un punto adicional de crítica hacia LIBRE se centra en la difusión de encuestas que se consideran incorrectas o manipuladas, mostrando una gran ventaja para la precandidata del oficialismo, Rixi Moncada. Algunas de estas encuestas han sido desmentidas por las mismas empresas encuestadoras, las cuales han denunciado el uso inapropiado de sus nombres y métodos.
La divulgación de estas encuestas se ha visto como una táctica para influir en la opinión pública y promover la noción de una victoria asegurada, lo cual, según sectores opositores, intenta influir en el desenlace de las elecciones y restar legitimidad a una posible pérdida. Este tipo de acciones ha intensificado la atmósfera de escepticismo que rodea al proceso electoral.
En un escenario ya caracterizado por el deterioro del diálogo político y la polarización institucional, la difusión de información falsa se ha transformado en un elemento adicional de inestabilidad, con posibles consecuencias en la participación ciudadana y la aceptación de los resultados.
Un panorama preelectoral caracterizado por la falta de confianza
La mezcla de obstáculos institucionales, conflictos por el dominio del CNE y estrategias de desinformación ha puesto al proceso electoral en Honduras en un estado de gran vulnerabilidad. Las alertas sobre una posible crisis en la gobernabilidad reflejan la intensidad de las tensiones políticas en un entorno donde la estructura institucional está sometida a presión y los mecanismos de acuerdo siguen bloqueados.
Con menos de cinco meses para las elecciones generales, el escenario presenta importantes retos para la credibilidad del sistema electoral y la estabilidad del país. En este contexto, la atención se centra en la habilidad de los actores políticos e institucionales para restaurar condiciones mínimas de confianza y garantizar un proceso electoral legítimo y transparente.