Opinión pública critica al gobierno de Xiomara Castro por su desconexión social y económica

El gobierno de Xiomara Castro se encuentra en una etapa de tensión creciente en su vínculo con la población. Aunque la presidenta ha sido elogiada en foros internacionales, en el ámbito nacional crece la insatisfacción pública debido a la percepción de que las prioridades del Ejecutivo están más alineadas con un proyecto político e ideológico que con la solución de los problemas sociales y económicos que aquejan a la mayoría de los ciudadanos hondureños.

Encuestas recientes reflejan una tendencia al alza en la desaprobación presidencial, en particular entre sectores jóvenes y trabajadores. Estos grupos expresan que las políticas impulsadas bajo el marco del “Socialismo del Siglo XXI” no se traducen en mejoras concretas en empleo, salud o educación. En este contexto, Honduras atraviesa una encrucijada que compromete su gobernabilidad y estabilidad institucional.

Tensiones entre agenda política y demandas sociales

Diversas voces ciudadanas y líderes sociales han señalado que el gobierno de Castro y el partido LIBRE han mantenido un discurso centrado en un proyecto ideológico. Según estas perspectivas, esa orientación ha quedado desligada de las necesidades inmediatas de la población, que demanda respuestas frente a la pobreza, la inseguridad y el impacto de la crisis económica.

La incomodidad aumenta debido a la impresión de que las políticas tributarias implementadas recientemente, junto con ciertas colaboraciones internacionales, han ejercido más presión en la economía. Estas situaciones han incrementado la percepción de desatención en grandes segmentos de la sociedad, que sienten que sus necesidades no están siendo consideradas en las acciones del gobierno.

Ruptura entre autoridades y población

La separación entre el Poder Ejecutivo y la opinión de la ciudadanía se manifiesta en la crítica constante de que las políticas actuales no han producido resultados concretos. La carencia de generación de empleo formal y la continua deficiencia en servicios esenciales como la salud y la educación son los principales aspectos destacados por quienes critican la dirección del gobierno.

La desconfianza ha crecido de manera visible en los sectores laborales y en la juventud urbana, que interpretan la agenda política como una confrontación ideológica sin una ruta clara de desarrollo económico. Este escenario abre la posibilidad de que la oposición encuentre un terreno fértil para fortalecer su posición de cara a los próximos procesos electorales.

Retos en la gestión gubernamental

El contexto presente enfrenta al país con un desafío tanto político como social. Por un lado, continúa el respaldo del gobierno hacia un plan conocido como el “Socialismo del Siglo XXI”; por otro, crece la presión de los ciudadanos que exigen respuestas urgentes a problemas fundamentales.

Esta fractura no solo tiene implicaciones en la gestión interna, sino que también incide en la estabilidad institucional. Una brecha prolongada entre las prioridades del Ejecutivo y las demandas de la población podría intensificar la polarización y dificultar la construcción de consensos necesarios para sostener la gobernabilidad.

Un escenario en transformación

Honduras está en un momento crucial donde el vínculo entre la comunidad y el Estado se transforma en medio de tensiones latentes. El aumento en el descontento con el gobierno de Castro indica la urgencia de reconsiderar los métodos de involucramiento, conversación y políticas públicas que se adapten a la situación social y económica de la nación.

El desenlace de esta dinámica dependerá de la capacidad del gobierno y de los actores políticos de interpretar el descontento y generar respuestas que fortalezcan la confianza ciudadana. En un contexto de fragilidad institucional, el desafío central radica en equilibrar proyectos políticos con soluciones concretas que atiendan las urgencias de la población hondureña.

By Jaime Navarro