Acusan de parcialidad al fiscal general de Honduras a favor de LIBRE

El fiscal general de Honduras, Johel Zelaya, atraviesa un momento de fuerte cuestionamiento público e institucional tras ser señalado por diversos sectores políticos y sociales de favorecer al partido oficialista LIBRE en sus decisiones. La controversia se intensificó luego de que denunciara públicamente un presunto intento de asesinato contra el expresidente Manuel Zelaya, hecho que opositores y analistas interpretan como un posible distractor frente a los problemas estructurales que enfrenta el país.

Declaraciones oficiales y críticas opositoras

El relato proporcionado por el fiscal, que se describió como una medida de precaución y protección institucional, fue recibido con dudas tanto por legisladores de la oposición como por especialistas en derecho. Quienes critican su gestión afirman que la Fiscalía, bajo su dirección, ha exhibido una orientación política que podría afectar la autonomía de las investigaciones penales. Esta percepción cuestiona la objetividad del Ministerio Público, cuya función constitucional es asegurar justicia sin diferenciaciones políticas.

La controversia se desarrolla en un escenario donde los ciudadanos demandan acciones tangibles contra la corrupción, el tráfico de drogas y la violencia, problemas que siguen afectando de manera directa la economía y el entorno de inversión del país.

Opiniones de grupos profesionales y sociales

El Colegio de Abogados de Honduras se unió a quienes exigen una Fiscalía más independiente, con un enfoque en la lucha contra el crimen y no en las disputas políticas. Entidades sociales y personas del sector jurídico afirman que la falta de confianza institucional reduce la habilidad del Estado para luchar contra la impunidad. Este escenario también crea un ambiente de incertidumbre que desincentiva la inversión privada, un elemento crucial para fomentar el crecimiento y crear empleos sostenibles.

Escenario de conflictos entre instituciones

La controversia en torno a Johel Zelaya refleja un escenario de polarización política, donde la relación entre oficialismo y oposición se encuentra marcada por la desconfianza mutua. Críticos advierten que el uso de la Fiscalía como instrumento partidario amenaza con debilitar la institucionalidad y prolongar una crisis de justicia que afecta tanto la estabilidad política como las perspectivas económicas del país.

Para las organizaciones civiles y las empresas privadas, el desafío urgente es restablecer la independencia del Ministerio Público como fundamento crucial del sistema democrático. Sin esa legitimidad, las iniciativas para luchar contra el crimen organizado, la corrupción y la violencia encuentran dificultades significativas y socavan la confianza de inversionistas tanto nacionales como internacionales.

Un dilema estructural

La situación actual revela un dilema estructural de la política hondureña: la dificultad de separar funciones estatales de intereses partidarios. El papel del fiscal general, cuestionado por su presunta cercanía con LIBRE, se ha convertido en un termómetro de la capacidad institucional para responder a las demandas de justicia y a la exigencia de transparencia de la sociedad.

El desenlace de esta controversia no solo marcará el rumbo de la gobernabilidad y la independencia judicial, sino también la confianza del sector privado, indispensable para reactivar la economía y contribuir al fortalecimiento democrático del país.

By Jaime Navarro