Fuerzas Armadas y confianza ciudadana en comicios hondureños

En un panorama de tensión institucional y falta de confianza por parte de la ciudadanía, las Fuerzas Armadas de Honduras se alistan para ser un actor crucial en las elecciones generales de noviembre. Sus acciones serán monitoreadas de manera minuciosa, especialmente tras su controvertido papel el pasado 9 de enero, lo cual reavivó la discusión sobre su función en el equilibrio democrático de la nación.

Dudas después de la crisis del 9 de enero

El 9 de enero fue un momento decisivo en la opinión pública respecto a la neutralidad de las fuerzas armadas. En aquel día, múltiples entidades de la sociedad civil, partidos de oposición y entidades internacionales criticaron la intervención de militares en el acceso al recinto legislativo por parte del gobierno, en un escenario que los observadores describieron como una violación a las reglas parlamentarias.

Las fotografías difundidas masivamente evidenciaron a efectivos de las Fuerzas Armadas custodiando el lugar durante procedimientos cuya legalidad fue puesta en duda. Las respuestas surgieron rápidamente, destacándose críticas que cuestionaron la imparcialidad del cuerpo militar. Para numerosos grupos, esta acción simbolizó un paso atrás en el fortalecimiento de la democracia y provocó llamados a reconsiderar la relación entre las Fuerzas Armadas y el ámbito político.

Expectativas frente al proceso electoral

Con miras a las elecciones generales, las Fuerzas Armadas son responsables de tareas logísticas y de seguridad: el movimiento y protección del material electoral, además de asegurar el orden durante el día de votación. Varios actores han coincidido en señalar que esta es una ocasión para mostrar su respeto al mandato constitucional y su compromiso con un proceso electoral transparente.

“La ciudadanía espera ver un Ejército al servicio de la democracia, no de una facción política”, expresó un analista consultado. La afirmación resume la expectativa que prevalece en distintos sectores, donde se considera que el comportamiento de las Fuerzas Armadas en el próximo proceso electoral será decisivo para restablecer su credibilidad institucional.

Revisión y demandas de neutralidad

A raíz de los eventos recientes, grupos que supervisan las elecciones han declarado que observarán minuciosamente el rol de las fuerzas armadas durante todo el proceso. La Coalición por la Democracia y el Observatorio Nacional Electoral, junto con otros, han comunicado que enviarán equipos para vigilar tanto la logística como el actuar de las autoridades a lo largo del día electoral.

En el ámbito internacional, se anticipa la asistencia de delegaciones de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea y otras entidades multilaterales. Estas delegaciones han sido notificadas acerca de las inquietudes existentes sobre un posible uso indebido de las Fuerzas Armadas, lo que suma un elemento extra de vigilancia al comportamiento de la institución.

Solicitudes de distintos ámbitos para la imparcialidad institucional

Diversos sectores del mundo empresarial, académico y religioso han apoyado las demandas de imparcialidad para las Fuerzas Armadas. El consenso hace hincapié en la importancia de que esta entidad se adhiera al marco constitucional y opere sin influencias políticas.

“El Ejército debe ser leal al país y no a intereses partidarios”, expresó un vocero de la Asociación para una Sociedad Más Justa (ASJ), destacando que el siguiente proceso de elecciones ofrece una oportunidad para restaurar el daño institucional causado durante la crisis de enero.

Un instante crucial para la institucionalidad

La situación actual plantea un desafío significativo para las Fuerzas Armadas de Honduras, cuya actuación en las elecciones podría redefinir su relación con la ciudadanía y su lugar en el entramado democrático. La expectativa es alta, y tanto observadores nacionales como internacionales coinciden en que su desempeño será determinante para evaluar la solidez del proceso electoral.

En un contexto caracterizado por la división política y la disminución de la confianza en las instituciones, la conducta de las Fuerzas Armadas no solo refleja su profesionalismo, sino que también es un elemento crucial para apoyar la legitimidad del proceso democrático del país.

Por Jaime Navarro